Sólo, sólo déjame tocar tus secretos
domingo, noviembre 04, 2007
"Luciérnaga"
Sólo, sólo déjame tocar tus secretos
Ese día, el sol no salió, había escapado aterrado por el sonido de los fusiles disparados. El olor a pólvora y carne quemada era enfermante, nauseabundo, pero según dijeron, era el precio de la paz, una paz que costaba litros de sangre que jamás han sido limpiados y que bañaron las calles de Santiago por años. Los hilos rojizos de extendieron por la ciudad, avisando a las madres de los cegados, que el fin había llegado. Pronto, esos hilos de sangre se transformaron en torrentes que mancillaron una patria y a un nación.
Ese día, el cielo se oscureció por el humo de la Moneda en llamas, sus vestiduras se volvieron negras por hollín del fuego que se extendió furtivamente por los techos. Aves acorazadas, del cielo había dejado caer sus ángeles de muerte sobre ella, Casa de la Patria, La libertad fue cruelmente apresada, y sus piernas cerradas para impedir el parto de la esperanza de un nuevo plan, de un nuevo mundo.
Ese día, el ruiseñor calló, y junto con ella, fueron calladas la voces de quienes luchaban, compañeros inseparables. ¿Cuánto dolor puede soportar un corazón?.
Ese día El Poeta nos dejó, su alma había corrido de su cancerígeno cuerpo, maldito cáncer, escoria de la sociedad, cáncer de la guerra... dijeron, más que eso, era el cáncer de la pena, al ver a la patria ultrajada, violada cruelmente y sin compasión. Estaba en un húmedo pasillo, su cuerpo inerte, cascarón de las vidas, que ya habían pasado por su vetusta piel, añejada a punta de las olas y de penas intrínsecas a su alma cantora, a su lado, su mujer, amada sobre las amadas, a la que El Capitán, entonaba sus versos en compañía del mar, aquella que un río había formado su cintura, y sus pechos eran de pan de la tierra. Ella estaba, ahí, doliente, la más inconsolable de las amantes, llorando por dentro, comiendo sus lágrimas por temor. La soledad acompañó al Poeta, y el cortejo, escueto, caminó por las Alamedas, que una vez fueron libres. Sobre los Andes, volaron los cóndores, y gritaron a los que podían escuchar, mientras huían de los brazos de su Madre Tierra, gritaron, ¡Ahí va el poeta, nadie lo alcanza, ahí va el poeta, a las titilantes estrellas! Jamás la mano del tirano lo atrapará.
En el cementerio, hogar de infinitas cruces, donde jamás llegaron quienes fueron asesinados, ahí estaba el Poeta, contemplado, cara al cielo, su muerte definitiva, lo habían matado, ya tantas veces, pero en ese momento, su cuerpo ya se había diluido en el lívido del último suspiro, anunciando que no volvería. El primer poco de tierra cayó sobre él, y un asustadizo grito se escuchó entre los lacónicos dolientes. "Compañero Allende, presente... Compañero Neruda, presente" Los fusiles cerraron sus bocas ardientes sólo por esa vez. El miedo era mayor, permanente y punzante, terriblemente punzante, haciendo del aire irónicamente taciturno, denso como el mismo plomo que mataba en las calles de Chile.
martes, abril 24, 2007
Con la luna en mis labios, te veo, lejano.
La muerte está próxima.
Dulce sabor en la boca, la despedida arrepentida
Tantas fueron las veces que te vi, viejo compañero,
tantas veces fueron las que te vi, tantas.
Que ahora alzar los ojos al cielo, carece de sentido.
El cielo no me revelará tu rostro.
La sombra nos separa, amigo,
la sombra nos llevará por caminos distintos,
es verdad que ya lo sabía, pero
¿Cuando puede nublar el alma a la razón?
Los deseos de que no tomes ese viaje son mayores,
viejo compañero.
La esperanza en mis manos pesa.
De tus manos dí mis primeros pasos
De tu boca aprendí las primeras palabras.
Pies y Voz, armas de mi vida,
escudos de mi fortaleza.
Te llamo maestro,
viejo compañero.
Los errores ya se han saldado,
y la vida a cobrado su parte.
Te despido, viejo compañero,
te despido Señor alto y de ojos bosque.
tan profundos como de la tierra
que vio a tu madre parir el día de tu nacimiento.
A ese lugar vuelves, enaltecido como humano,
No tengo deseos de irme,
no tengo deseos de que te vayas,
pero los mandatos se deben cumplir.
Maldito deber,
Ahora vete en paz,
vete con la frente en alto y el corazón rebozante,
viejo compañero.
Te llevo en el corazón,
fuente que ayudaste a crear.
Vete compañero, amigo, padre y abuelo.
Con la luna en los labios,
llevo mis ojos al cielo,
intentando comprender lo que sucede,
La vertiginosa marcha de los sucesos
que me impiden ponerme de pie.
Tardará, tardará que las lágrimas
se sequen en mis ojos almendrados,
tardará pero lo haràn,
tu temple me protege.
El tiempo es sabio,
pero mezquino al separarnos.
Te extraño, viejo, te extraño compañero.
Maestro de mi primera infancia,
guia en mi adultes.
No sé si has terminado tu trabajo,
mi amor me dice que no,
pero el camino se termina
y tu cuerpo, ya añejo,
se viste de nuevas ropas para alzarte
sobre nuestras cabezas,
Libre y feliz, Libre.
Y las manos se alzan,
algunos con arrepentidas despedidas,
otros con penas en sus seres.
Yo alzo mi mano,
para despedirme dichosa de haberte conocido,
ser sangre de la misma sangre
Estoy lista para iniciar el vuelo,
dejar el suelo que me obliga a nadar,
nadar en la mundicia de esta condición que me sofoca.
Estoy lista para transformar estos pies débiles
en los favores que me debo,
estoy lista para matar estos miedo que me vistes de luto.
Mira mi cara, negra y temblorosa,
alicaída por la pena.
Estoy lista,
hundida la nariz en la fuente brillante de tu amor,
ahogarme y saber
que en ese lugar estoy en la piedad de los cuerpos
que suplicando están en busca de la nada que los alimenta.
Inmundicia,
banales seres que invaden mi mente,
me siento en la azotea de este edificio a punto de caer.
Torre de torres.
Y no hay nada más que hacer,
en un salto en espiral,
mis cabellos se revolotean
y mis brazos se abre,
ampliando las alas atrofiadas
de tanta tela de araña.
Sobre vuelo este mundo que tanto odio
y emprendo el viaje hacia el cielo infinito
que me espera,
las nubes me llaman,
y el sol corona todo, quemando mis ropas.
La desnudez de mi ser,
me revela lo que no era capaz de ver en esos espejos,
ojos vacíos de quienes me miraban.
Hasta la muerte, grito y vuelo,
hasta la muerte,
celebres los ataúdes que se liberan.
Gozosa es la libertad de no sentirse,
viva la libertad de lo etéreo.
Los caminos son para correr,
y yo vuelo.
Los caminos son para correr,
y yo no piso el suelo.
Bendito viento que me eleva,
hoja otoñal que surcas los jardines.
He vencido el miedo,
lo he cruzado.
A pesar de mis heridas,
sigo viva.
Hasta la muerte,
El fin de la pena y de la soledad.
Yo las he vencido.
Vete ahora, que me mente esta en calma
y no ha entrado en mí
la vertiginosa corriente de tus labios.
Vete ahora,
antes que me de cuenta que no lo deseo,
te atrape entre mis manos,
confundiendo tu reflejo en mi cara,
haciéndote mío.
Enfermo deseos de poseerte,
ave de alas amplias,
corazón etéreo.
La cárcel que contiene toda esta desmesurada pasión,
debes escapar,
o te encarcelaré en mis pechos, ánforas jugosas.
Mi espada está lista para atraparte,
vete ahora,
o hilaré tus cabellos en mis manos pequeñas,
te arrojaré a mi lecho,
prisionero de mis besos te condenaré.
Tu pena
será el haberme visto en la demencia de mi pasión por ti.
El deseo en mi vientre crece sin parar,
necesito llenarlo,
llenarme la boca de su aroma y tu cuerpo.
Piel, miel dulce.
Como de tus labios y de tus caricias.
Y vas descubriendo,
sacado cada velo que me cubre.
Descubre mis figuras y mis vacíos,
los secretos bajo me ropas están ardiendo,
sigues buscado,
sabes que te quemaras,
mientras te pido que te vayas.
Vete ahora,
que aún estamos a salvo de este fuego que nos consumirá y destruirá.
Cuidado con su caminos,
los que formas en mi silueta desprovista de máscaras.
Hermano eres, igual y distinto a mí.
Toma mis sentidos y hace que todo esto termine ahora.
Vete ahora,
mientras contengo
mis movimientos enloquecidos de amor,
o quédate aquí, a mi lado, sé mi presa y mi cárcel.
sábado, abril 21, 2007
Creo que he mejorado mucho mi forma de dibujar, ya no es tan frustante como antes, cuando no lograba lo que deseaba dibujar.
El controlar los colores es ideal para poder pintar las ideas que rondan mi cabeza... a veces creo que debí dedicarme más a una carrera artística que a Derecho, pero aún así me gusta.
Algún día tendré alguna exposición de mis trabajos, por lo menos, dibujos para niños y niñas que piensan aún que las hadas existen.
Es poco lo que pudo decir, más allá de lo que me conocen. Para los nuevos que leen este espacio... no prentendo mostrar una personalidad o algo sobre mí. Creo que mis textos pueden hablar mejor, son imágenes de fantasmas, así me gustan llamarlos.
Ciao
"No cantes no intentes cantar...los bosques ya no te oyen, escúchame a mí;Soy la señora de los Bosques,Ärboles de blanco... de la nieve de los montes eternos...No te preocupres, el sueño pronto llegará,quedate conmigo, esta noche que es esternaquédare... hasta que la madrugada llegue"
Misterio en tus pupilas, dámelos,
para ser misterios en tus sueños,
estrellas que titilan en el firmamento de tu piel.
Un disparo, nada más,
un disparo retumba al alba,
tu cuerpo se estremeció entre la oscuridad
que se cernía sobre los libros cerrados
Sofocaba, ese calor,
ese frío que azulaba tus sienes.
Acallar su voz,
el silencio se hizo eterno,
salpicado de sangre,
salpicado de alma
Alas, ébano roído,
envolvieron nuestros cuerpos,
la noche cayó, y con ella el paraíso.
El paisaje como cuatro de Dali,
se desvanece entre las manos que destruyen
L os ojos mojan el suelo,
donde reposa el cuerpo sin alma,
ahuecado por las penas y los gusanos.
Con un ramo de rosa, en los brazos,
cubro el vacio que hay en mi pecho,
Rojos sus petalos, rojas las lágrimas.
Y sigo con los ojos clavados en el suelo
Y sigo con los ojos clavados en el cielo.
Los días se hacen eternos en los ojos que se cierran, tras la tormenta. La ropa húmeda que se seca al sol mustio, detenido por las lágrimas que no dejan de brotar. Mata de espinas que adorna tus sienes, azuladas por la pena de no poder despertar
Las cruces son las estrellas en el firmamento de los muertos, y mi estrella, ya roída por el tiempo, se queda solitaria, una triste flor la acompaña, por misericordia, por no tener vida.
Y el cuerpo, sobre el pudridero, con los ojos hundidos, la boca resquebrajada, el pecho vacío. Esa es mi imagen, así he quedado, Soledad es lo que llena la tumba, el aire falta, las flores marchitas abundan
viernes, marzo 24, 2006
lunes, marzo 13, 2006
La Virgen de las Rocas

La virgen de las Rocas de Leonardo Da Vinci, no es más que una de las tantas bromas del hombre del Renacimiento.
Muy pocos saben que le gran Da Vinci, sólo pinto 12 obras, de las cuales 5 son las más importantes de la historia del arte.
Más allá de sus misterios, verdaderos o creados, es sin duda una obra maestra, donde se coloca al ser humano, rodeado de la Naturaleza, que de una forma amenazante, puede configurar al ser humano.
El lado Divino, discutible o no, es lo que hace ser humanos, esa capacidad de mantener las esperanza en medio de la catástrofe, de la orfandad, del abandono, representado por el espacio yerno de la pintura.
Misterio o no, me agrada la idea de pensar que es así. HAcer trabajar a la señora Imaginación.
Por esta estela de misterio y especulacion, decidí ponerle a mi Blog, Virgen de las Rocas. De enigmas vive el ser humano, por enigmas crece el ser humano
Teoria del Caos
La verdad que al despertar no nos imaginamos que puede pasar ese día, puede ser nuestro último día, o, el inicio de algo fantástico... no lo sabemos.
Sin embargo, todos estamos interconcectados, de tal forma que las acciones de una persona repercuten directamente en el destino, o desemvolvimientos de todos los acotecimeintos, no nos podemos imaginar la repercución de nuestros actos, y su importancia en este mundo. Estamos a veces tan sumidos en nuestro individualismo, que nos olvidamos que somos seres sociales, que vivimos con otros y sobre todo convivimos.
Cada vez que despiertes, date cuenta de la importante que eres.
Doncella de La Flor de LIs